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sábado, 5 de julio de 2014

Búscame



“Búscame cuando te apetezca, cuando notes que me echa de menos, cuando te mueras de 
ganas de tenerme, cuando no tengas a nadie que te diga que te quiere, cuando extrañes las risas, las caricias, las conversaciones, los abrazos y las locuras. Búscame cuando necesites alguien que te sorprenda, cuando te des cuenta que nadie tiene esos detalles, cuando necesites que te digan lo especial que eres, lo bonita que es tu sonrisa y lo guapo que te vez cuando te enfadas. Búscame cuando mires el celular esperando que te hable, cuando salgas y sin darte cuenta me busques con la mirada entre la gente, cuando inesperadamente alguien te toque la espalda y al Esta es mi excusa. Si llevas mucho tiempo solo, al final se te ocurre enamorarte de cualquiera. Yo he estado solo muchas veces estos últimos años. El proceso siempre es el mismo, primero desde la ignorancia uno cierra los ojos y abre el corazón. Si duele, piensas que es algo habitual. Así que dejas que te duela. Terminar relacionando el amor con una gran herida es el argumento más triste que se me ocurre para continuar por algunos caminos. Después, si la cosa no funciona, se pierde la esperanza antes que la capacidad de seguir queriendo. Entonces uno vive como si tratase de luchar no sólo contra el mundo, sino también consigo mismo. Perder no es una opción: se pierde, y ya. La melancolía es una droga qué sólo tiene efectos secundarios; el principal es abrirle la puerta a la tristeza, no importa cuánto trates de evitarlo. La tristeza entra, se sienta a tu lado, te da un discurso sobre la realidad y ni siquiera puedes negarle la razón. Así que la soledad se convierte en un pozo sin fondo, pero de alguna forma tú terminas tocándolo. Hoy hace un día precioso, parece que va a llover. Girarte esperes que sea yo”

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