Juntos hasta el final de nuestros días, nos
prometimos. ¡Pero qué ilusos! No contamos con que el final pueda encontrarse a
la vuelta de la esquina. No asimilamos que uno de los dos pueda atreverse a
tomar un sorbo de romance ajeno, dejando al aire la promesa de un final unidos.
El amor resultó ser un cabrón incapaz de cumplir su palabra
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