Como yo tampoco entiendo
Como alguien puede ser
Un planeta entero para otro,
O cómo del carmín de tu boca
Podían salir los demás colores.
Pisamos charcos,
Te mojabas los vaqueros y sonreías,
Yo rezaba para que te lloviese el cielo
Y para que luego me dejases desnudarte entera.
Nos hicimos protagonistas de la exclusividad de
unos besos que la gente envidiaba.
Confidentes de un secreto demasiado erótico
para el público adolescente.
Y luego navegamos por un mar en calma sobre
nuestras espaldas pegadas en la pared de un cuarto con olor a orgasmo.
Aquel eco de todas las cosas que me dijiste aún
vuelve, lo llamo recuerdo y la chupa. La soledad es otra puta que cobra muy
cara tu ausencia.
Pero cómo dejar de creer en la magia,
Si aunque ya haya olvidado el truco,
Sé que exististe,
Hay fotos y tiritas,
Guillotinas con el tiempo que pasamos juntos,
Y recuerdo que me hacías cosquillas en los ojos
Cuando me abrazabas hasta parecer dos aviones
colisionando en mitad del cielo.
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